CUANDO ESTAR ENDEUDADO NO ES UNA OPCIÓN
Según la Fundación Sol, en un estudio publicado en septiembre del 2021, en
una de sus partes menciona lo siguiente: “El 50% de los trabajadores
chilenos gana menos de $420.000 y 7 de cada 10 trabajadores menos de $635.000 líquidos”.
Este estudio se basa en antecedentes obtenidos por el INE a través de la Encuesta
Suplementaria de Ingresos año 2020.
Con estos argumentos busco alimentar su conciencia social para que comprenda
el por qué para algunas personas y familias, el endeudarse no es opción, si no
que una obligación para poder sobrevivir.
Ahora, esta situación se hace cómplice con las políticas de las
instituciones financieras que ofrecen renegociaciones eternas que hacen que,
una deuda inicial de una tarjeta de crédito o un préstamo de 12 cuotas termine
en el mediano plazo en un calvario de hasta 60 cuotas, es decir, 5 años de su
vida. Lo más triste es que, de esa deuda
en el largo plazo, solo disfrutaste el 30% porque el resto, solo ha servido
para pagar intereses sobre intereses. A
su vez, no te quitan la tarjeta de crédito, sino que la dejan recomendándote
que gastes lo justo y pagues antes del cierre del mes. Pero todos sabemos que, basta la mínima
tentación (porque lo merezco) o la necesidad, como cubrir gastos en
medicamentos, para que esa tarjeta quede nuevamente copada. En conclusión, las deudas nos acompañan por
siempre.
Este relato es contingente simplemente porque, la inflación esta abordando
a nuestro país fieramente, con un 7.2% en el año 2021, indicador no visto desde
hace más de 14 años, y ya comenzamos el año 2022 con una inflación del
1.2%. Si miramos al exterior, estamos en
el 8° puesto entre los países de la OCDE con mayor inflación, y por otro lado
Estados Unidos refleja una inflación no vista en los últimos 40 años. Por lo tanto, podemos concluir que, con
diferentes matices es un fenómeno mundial producto de la pandemia y factores
sociales.
Nos enfrentamos a un problema concreto, presente y mundial. Por lo tanto, debemos
buscar una fórmula de no endeudarnos, especialmente con tarjetas de crédito y
líneas de crédito, ya que el mecanismo de defensa que implementan todos los
bancos centrales del mundo es subir las tasas de interés, y eso implica que las
casas comerciales, financieras y bancos cobren intereses más altos por este
tipo de deudas. Los préstamos en cuotas,
pueden seguir siendo cancelados tranquilamente a su vencimiento, porque no van
a aumentar mes a mes manteniéndose el valor cuota.
Con los créditos hipotecarios hago un punto aparte, porque aquí afecta el
aumento de las tasas de interés desmedida en comparación a años anteriores, y
por otro lado, la deuda que por lo general se fija UF, y hace daño la inflación. Es decir, doble daño para el bolsillo, por 12
o muchos más años.
El llamado es a aguantar, a pagar las deudas de tarjetas de crédito lo
antes posible, y no endeudarse. Pocos lo
mencionan, pero llego el momento de ajustarse el cinturón, una vez más.
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