LOS PLAZOS SON FATALES

Todo en la vida tiene un plazo. Plazo para la gestación y nacer; un plazo para entrar a la sala cuna, y terminar los estudios; un plazo para trabajar. Y un plazo desconocido, pero al fin y al cabo, para vivir.

Todo tiene un plazo y los contadores los sabemos.  Conocemos el precio del incumplimiento, las molestias y malentendidos, pero principalmente los costos económicos.  Tenemos plazos para presentar las declaraciones de IVA, y renta; de contratos y finiquitos, y podríamos seguir una página entera enumerando nuestros plazos.

Ahora, si todos estos plazos son importantes, más relevantes son aún los plazos que tiene el Presidente para gobernar.  Tiene un plazo acotado de 4 años para concretar sus programas.

En algún momento, se habló de ampliar el plazo de los periodos presidenciales, pero de acuerdo a la alternancia del poder de los últimos años, no sería recomendable. El desgaste político sería mayor y con costos irreversibles.  Recordemos que la Democracia Cristiana, estuvo 10 años en el Poder ejecutivo, y ha desaparecido de la Presidencia por 21 años, más 4 venideros.

Si bien los plazos son angustiantes, son útiles en la planificación. El éxito de los empresarios depende de una Carta Gantt (mapa de plazos) realista en la generación de ingresos y administración de los costos y los gastos. Los plazos nos ayudan a concluir si los emprendimientos, son realistas, o solo son un sueño costoso y frustrante.

Por lo mismo, es importante que los candidatos presidenciales presenten propuestas económicas realistas, que permitan generar los recursos suficientes para asegurar el funcionamiento de nuestro país, y concretar el financiamiento de las demandas de siempre y las emergentes.  O mejor dicho, aquellas demandas que siempre existieron, pero que por nuestro egoísmo colectivo y falso exitismo, las invisibilizamos.

Ambos candidatos en esta semana han reforzado sus equipos económicos, para adaptar sus programas.  Porque no es factible, que se prometa una recaudación fiscal del 8% del PIB, que ni siquiera en un periodo de bonanza y con una reforma tributaria progresiva y agresiva de la Presidenta Bachelet II, llegó solo a un 3%, y planificando concretarla en 8 años, sabiendo que solo tiene 4 años de plazo. La contraparte, apuesta a una mayor recaudación fiscal, en base a nuevas inversiones, y a su vez, reduciendo la tasa de impuesto a la renta para las grandes empresas, porque dicho sea de paso, las PYMES están en su mayoría exentas de ese impuesto.  No se puede perder el terreno recaudatorio ganado.
Esperemos que las nuevas propuestas de los candidatos sean realistas por el bien de la gente honesta que cree en la democracia y mantiene su fe en los actuales liderazgos. No merecen ser  llevados por un camino triste y frustrante, con plazos inalcanzables y altos costos sociales. Piensen y concreten un Chile libre, independiente y digno, en especial para quienes sufren hoy, y por el bienestar de nuestros hijos.

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