ABANDONAR EL “AMURRAMIENTO”

Hoy hablemos con palabras simples de la administración.  El erudito brasileño Idalberto Chiavenato, define administración como: “el proceso de planear, organizar, dirigir y controlar el empleo de los recursos organizacionales para conseguir determinados objetivos con eficiencia y eficacia”.

En paralelo he percibo una pugna entre quien debe administrar una entidad pública, por ejemplo, un hospital: un médico o un administrador (ingeniero(a) industrial, comercial, de empresas o por supuesto un contador(a) auditor). 

A su vez, la opinión pública percibe siempre una pugna entre los políticos y los tecnócratas.   Don Patricio Silva de la Universidad de Leiden, Holanda, nos dice que: los tecnócratas creen en la administración profesional y el uso de criterios técnicos en la toma de decisiones, y los políticos se sustentan de la preservación de los viejos idearios nacionales y la toma de decisiones siguiendo lineamientos políticos. 

Pero las empresas del Estado, ¿no deben ser lideradas por administradores? EMOL detalla en un reportaje, las pérdidas y el endeudamiento descomunal de las empresas del Estado, que en total suman US$ 31.160 millones, es decir 29 billones de pesos.  Don Máximo Pacheco, actual presidente de Codelco, expresa que "si se nos hubiera aplicado la misma regla que a las empresas privadas la deuda de Codelco podría ser una quinta parte". Para Codelco, hoy es difícil que le otorguen créditos internacionales o si lo hacen el interés es más alto. Según el Decano Rodrigo Montero de la Universidad Autónoma estima que: "Se ha hecho una práctica el que el gobierno, y no solo este, hagan retiro de las utilidades de las empresas estatales".

Los empresarios no desangran sus empresas. Cuando obtienen utilidades, dejan un importante porcentaje para que la empresa crezca y una reserva en caso de futuras pérdidas; y retiran una parte para disfrutar de la vida.

Lo que explican los señores Pacheco y Montero, es que los gobiernos desde hace 50 años han estrujado Codelco (desde que se hizo estatal), dejándola sin recursos, lo cual lo ha llevado al endeudamiento actual.  Es decir, las decisiones han sido por políticas de corto plazo, pensando en las próximas elecciones, sin considerar el impacto de largo plazo. 

Es importante escuchar y respetar el debate técnico que impida políticas irresponsables que hipotecan el futuro de un país.  Las conclusiones de estos debates ayudarían a estructurar políticas de Estado de largo plazo, que los Gobiernos de turno deben respetar por haberse llegado a un acuerdo político transversal.  Pero como hacerlo sin internacionalmente nos dicen que existe un “débil consenso político en el país que demora la aprobación de políticas públicas que impulsen el crecimiento y su posición fiscal”.  El llamado es a renunciar a la política del “amurramiento” y el revanchismo entre ambos bandos, y resucitar la política de los acuerdos de los años 1990 y comienzos del 2000.  Todo por el bien del país.


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