¿Y LA SOLUCIÓN?
La televisión siempre ha sido
calificada como simplista. Pero comparado con las redes sociales, en donde
el argumento se centra en el insulto, se ve casi cultural.
Los “eternos” Simpson, que nos
acompañan desde 1989, con su humor gratamente burlesco, nos muestra lo
que nadie quiere ver. Incluso algunos,
quedaron impresionados de como predicen el futuro.
En un capítulo, Homero en
forma orgullosa, catalogaba al sistema de salud de EEUU como el tercero
mejor de Norteamérica. El abuelo
Simpson debe operarse, pero su sistema de salud está por debajo de Canadá y México.
Por esto, deciden viajar al idolatrado sistema de salud de Dinamarca y
estafarlo. Un país con solo 5.856.733 habitantes.
Entrando al mundo del cine,
encontramos en la película “Un golpe con estilo” a tres pensionados que
pierden su jubilación, producto del cierre de la empresa donde invirtieron
sus ahorros, por lo cual, deciden robar un banco. Esto, no lo tome como
consejo.
En el plano académico, hace 22
años conocimos el Caso Enron de EEUU. El mayor y grotesco fraude
corporativo de la historia, que perjudicó a inversionistas, pensionados y
trabajadores. El Holding Enron “maquillaba” los balances de las 3.000
empresas que reunía, mostrando utilidades inexistentes.
En Chile, el gobierno presentó
al Congreso la reforma previsional. La
discusión se ha desatado ideológicamente de quienes deben administrar el 6%
adicional de cotización de los trabajadores, el Estado o un privado. Neoliberales defienden las AFP, su hija
desde el año 1981, al igual que las ISAPRE.
Por su lado, con una visión vintage (retro) los sectores de izquierda
gustan de un sistema de reparto.
No hay que ser Matt Groening,
para profetizar que el sistema de AFP es malo. No multiplica lo suficiente
los ahorros. Es más, está expuesto a
fraudes corporativos como lo fue Enron o debacles mundiales como la pandemia,
que ponen en riesgo los ahorros de todos los chilenos.
El Estado por su lado, es
ineficiente en la administración de recursos por escatimar en controles. Además de existir siempre el riesgo de
“corralito” que, nuestros vecinos argentinos, aplicaron cuando sus arcas
estaban colapsando, expropiando incluso los recursos privados de los ciudadanos. Nada asegura que, ante una seguidilla de
manifestaciones sociales, obligue a este o futuros gobiernos a derivar los
recursos a otros fines. Pero lo peor es que el Estado no sabe multiplicar
recursos, solo sabe gastar.
¿Quién tiene la solución? Nadie, ni potencias ni países en
desarrollo. De hecho, ponga atención
en las futuras discusiones. No habrá soluciones, solo la eterna
confrontación ideológica.
¿Y el costo adicional del 6%
lo va a asumir el empresario? No, lo asumen todos los chilenos. Las
empresas no aplicarán la teoría del costeo objetivo, sino que ajustarán los
precios para absorber ese nuevo costo y mantener sus utilidades. Y hasta
el mismo ciudadano con la Pensión Garantizada Universal deberá cubrir el
aumento del costo de las futuras pensiones.