SE CAYÓ EL SISTEMA
Cuando enseñas el uso de ERP, que
en buen chileno son soluciones computacionales administrativas, debemos
recorrer el origen de estos programas. Los cincuentones, somos muy
románticos en esto, porque partimos trabajando con máquinas de escribir.
Las liquidaciones de sueldo,
declaraciones juradas, IVA y Renta, balances, solicitudes D.L.889, cartas,
contratos, finiquitos, etc., se digitaban en máquinas de escribir. Se lograba la perfección en la digitación,
porque no podías equivocarte o abusar del corrector.
En 1992 comenzó a
masificarse la computación con los PC.
Nos encandilamos con los procesadores de texto Wordstar y
Wordperfect. Como la vedette de nuestro
trabajo, las hojas de cálculo: Lotus 123, Qpro y Work. Después reemplazados por los eternos Word y
Excel.
En 1994 la UMAG, enseñaba a
los contadores auditores a hacer programas computacionales rematando con un
software de remuneraciones. Internet comenzó a masificarse en 1995. La
comunicación era por la misma línea telefónica, lo cual bloqueaba las
llamadas. Una página se demoraba
fácilmente 2 minutos en abrirse. El
mundo comenzó a integrarse informáticamente.
La máquina de escribir de a
poco fue cediendo espacio, en la medida que los servicios públicos y
privados habilitaron formularios y pagos en línea. Hoy estas máquinas
duermen en las bodegas, como si un Diógenes contable te dijera, “guárdala por
si alguna vez pasa algo”.
Somos una generación que
creció con la informática, por lo cual somos exigentes con los sistemas para
optimizar nuestro valioso tiempo.
Pedimos eficiencia.
Hoy, a casi 30 años de los
primeros hitos, nos encontramos con generaciones, empresas e
instituciones esclavas de los procesos informáticos. Las personas se están transformando en esclavos
ignorantes o inoperantes. Si cae el sistema, no hay solución.
Concurres a una ISAPRE a pagar
la deuda de un cliente, y no reciben el pago. Nadie sabe calcular
los reajustes, intereses y multas. Se “cayó” el sistema y solo lo manejan a
nivel central. Paradójicamente los titulares
de los diarios dicen que las clínicas cerraron el crédito a las ISAPRES por no
cumplir con los pagos. Deben dinero, pero se niegan a cobrar.
Existen casos masivos de
información de boletas de venta, que no fluye adecuadamente entre software
privado y el portal del SII. Existe
un portal de boletas que no arroja información, está en blanco. La
información ni siquiera fluye entre el mismo portal del SII. Como si dos
parceleros de predios del mismo dueño se negasen el agua.
Dos ejemplos muestran la ineficiencia
que hace daño a la sociedad en general. ¿Para
qué estudiar tanto o hacer leyes que no se respetan? Hoy, mandan
ineficientes programas informáticos, o simplemente existen estructuras
administrativas avarientas de empresarios arrogantes, que reducen costos hasta
rozar la mediocridad y no cumplen con el servicio. No perdamos el
objetivo que era el ser eficientes, no mediocres.